Burgos es una provincia especialmente rica en pilas bautismales románicas. Hay contabilizadas alrededor de 300 de muy variadas formas y calidades, entre las que se incluyen piezas magníficas como la famosa de Redecilla del Camino con su decoración arquitectónica, las de Cabia , Cojóbar y Villamiel de Muñó o la de la Catedral de Burgos, ya más gótica que románica; y otras menos refinadas pero muy curiosas por su decoración, como las de Barbadillo del Mercado, Rosales...
Con todo, la pila de Mahamud es una de las mejores gracias a su rico y complejo programa escultórico. Su iconografía se puede interpretar, como han hecho algunos autores últimamente (hay que citar el trabajo de Garbiñe Bilbao para la Universidad Popular de Burgos), en relación con el sacramento para el que sirve.
Las escenas que se representan son, de izquierda a derecha, las que siguen:
-Pecado Original: Adán, árbol con la Serpiente, Eva
-San Pedro con las llaves
-Pez
-Escena festiva: rabelista, mujer con pandero cuadrado, bailarina...
-Escena con varios personajes que se ha interpretado como la Presentación de Jesús en el Templo, con bastante fundamento: está José, con tres palomas símbolo de la pureza de María (prefigurado en Lev 12) y María, coronada, sosteniendo al Niño frente al anciano Simeón y junto al altar.
La lectura que se suele dar al conjunto se funda en el paralelismo establecido por los autores medievales entre las figuras de Adán y Eva, y de María y Jesús. Según ellos, si Adán es quien instaura el pecado en el hombre y Eva quien le induce a ello, Jesucristo es el nuevo Adán, quien redime del pecado a la humanidad; y María, la nueva Eva, quien aplasta la cabeza de la serpiente (Gn 3,15: Inimicitias ponam inter te et mulierem [...] ipsum conteret caput tuum), asimilada desde esta época al Maligno (de hecho, en esta pila como en otras muchas, la serpiente cerca la basa de la pieza y es aplastada por su vaso). Adán, a través de la desobediencia de Eva, introduce el pecado en el hombre; y Jesús, a través de la sumisión a Dios de María, lo absuelve.
El bautismo es el sacramento destinado a hacer renacer el hombre y lavar la mancha del Pecado Original; es, así pues, el medio por el que se hace efectiva en los hombres la función de Cristo como nuevo Adán. Por lo tanto, la superficie de la pila bautismal es el lugar idóneo para mostrar esta relación.
Esto es lo que parece que se ha querido hacer en Mahamud, donde se ha opuesto a la escena del Pecado Original (Adán, Eva) lo que se ha interpretado con bastante fundamento como la Presentación de Jesús (María, Jesús): es decir, el "bautismo" de Cristo en la ley judía. Si el papel salvífico de Cristo es más evidente en escenas como la Crucifixión, representada a su vez en la pila de Báscones del Agua, la escena de la Presentación, prefiguración de esta última, quizá se eligió para poner de relieve el papel de "nueva Eva" de María que presenta a Jesús ante Simeón; tiene, en cualquier caso, también sentido en lo que a Cristo respecta, ya que es Simeón quien reconoce a Cristo como salvador (Lc 2,30: viderunt oculi mei salutare tuum).
Quedan otras tres escenas. Primero está una figura aislada de San Pedro, con las llaves del Reino de Dios, que simbolizaría la Iglesia (la famosa cita de Mt 16,18: tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam) . Seguidamente, un gran pez. Aunque no es un elemento demasiado frecuente en el Románico (está presente, por ejemplo, en Colina de Losa), su interpretación no parece muy difícil, ya que la representación de Cristo como ICHTHUS (Iesous CHristos THeou HUios Soter) es uno de los primeros símbolos del cristianismo.
Queda una escena con varios músicos y una danzante. De forma aislada estas representaciones se suelen ver como símbolo de los pecados, del desenfreno y la lujuria. Sin embargo, algunos autores han apreciado que el gesto de la danzante aquí es más contenido, más modesto que en estos casos. Habida cuenta de la doble simbología negativa y positiva que muchos elementos (león...) tenían en el Románico, y de que los músicos también se empleaban para glorificar a Dios en las grandes Maiestas Domini de las portadas de las iglesias, tampoco parece descabellado pensar que esta comitiva sea aquí más símbolo de celebración que de pecado. Podría representar el júbilo de la comunidad cristiana por su salvación. Además, no todos los personajes portan instrumentos musicales; algunos parecen llevar simplemente las herramientas de sus oficios, lo que parece apoyar esta segunda tesis de fiesta de toda la comunidad.
La lectura completa de la pila sería, entonces, como sigue:
"La humanidad está manchada de pecado por el error de Adán, inducido por Eva (Pecado Original). Pero mediante la Iglesia (San Pedro) fundada por Cristo (pez), para júbilo de toda la comunidad (escena festiva) se renace libres de pecado gracias al nuevo Adán traído por María (Presentación de Jesús)"
O bien, si no nos satisface la lectura de la escena festiva,
"La humanidad está manchada de pecado por el error de Adán, induido por Eva (Pecado Original). Pero mediante la Iglesia (San Pedro) fundada por Cristo (pez), los pecados (escena festiva) se redimen gracias al bautismo, renacimiento instituido por el nuevo Adán traído por María(Presentación de Jesús)"
Ninguna de las dos versiones parece demasiado descabellada; en cualquier caso y aunque no fuera esta la interpretación correcta (tiene, en cualquier caso, lagunas: ¿qué representan las cabezas que asoman por detrás de los otros personajes?), lo que parece claro es que la sucesión de escenas no es gratuita, y que estamos ante una obra, aunque ligeramente tosca, de excepcional belleza, ubicada además en el marco de una impresionante iglesia gótica, que pese a ser posterior tiene todavía en sus partes más antiguas (siglo XIII) muchos recuerdos del románico y un cierto encanto para quienes amamos este estilo. Además, sus retablos platerescos y romanistas, etc. son excelentes, pero eso ya es otra historia...