jueves, 31 de julio de 2008

VALDAZO (I): LO QUE ÉRAMOS...

A pocos kilómetros de Briviesca, capital de la Bureba, se encuentra el pequeño pueblo de Valdazo. La iglesia de este pueblo es una de las más originales de la Bureba y de las más complejas, con la virtud adicional de conservarse completa y sin excesivos añadidos.

Se trata de una construcción románica de una nave con ábside y torre sobre el crucero. Al sur se levanta la portada, de grandes dimensiones, cubierta por un pórtico gótico temprano que se integra perfectamente en el conjunto. Al norte, un amplio espacio moderno hace las veces de almacén; y un compartimento menor, de sacristía. Sobre el crucero, como en otras iglesias de la provincia de Burgos (San Quirce, San Pedro de Tejada, Monasterio de Rodilla...), se levanta una torre, también románica. El conjunto es una construcción de calidad, abovedada por completo y de buena sillería.

Valdazo. Portada y pórtico

El ábside es típico de los edificios de la Bureba, con triples columnas (al estilo de lo visto en Soto de Bureba, Los Barrios o Navas de Bureba) que le dan un toque de solidez y de elegancia. Su escultura, como la del resto de la iglesia, es tosca y esquemática.

Valdazo. Ábside

Lo que diferencia a esta iglesia es su torre. La colocación de esta sobre el crucero no es novedosa, pero sí lo es la forma de hacerlo. En vez de sostenerse al interior por una bóveda de arista o una cúpula, lo hace por un estrechamiento sensible de la nave, abovedado con cañón, cerrado por dos arcos que encajan mal, por su situación y proporciones, con el resto del edificio. A ambos lados de esta angostura se abren pequeños espacios por uno de los cuales se accedía en otros tiempos a los pisos superiores de la torre (estos espacios son en sí mismos curiosos y recuerdan a otras iglesias con templetes laterales como las de Siones y Monasterio de Rodilla). Por otra parte, la propia torre parece, por su construcción y por el tamaño de los sillares, bastante más antigua que el resto del edificio; quizá del siglo XI. Cómo se llego a esta disposición es un enigma. Una posibilidad es que la torre y el estrechamiento que la soporta pertenecieran en su momento a una iglesia menor, y al ensanchar esta con la construcción de la actual no fuera posible modificarlos, quedando incrustados en la estructura posterior.

Valdazo. Torre

Valdazo. Torre. Detalle del soporte interior

En cuanto a la escultura, es, como ya se ha dicho, poco elaborada; pero se pueden destacar un capitel del interior de la nave en el que aparecen tres personajes separados por grandes hojas; algunos canecillos, que muestran máscaras; una ménsula con forma de león en uno de los edículos a los pies de la torre; y, en un capitel de la propia torre, una figura humana con los brazos extendidos.

Valdazo. Capitel de la nave

Desde luego, es una iglesia que merece, a pesar de lo que se contará en el artículo siguiente, una visita y una observación detenida.

miércoles, 30 de julio de 2008

SORIA SICILIANA

San Juan de Duero es, sin duda, un monumento misterioso. Los exóticos diseños de su claustro no tienen modelo de comparación en ningún otro monumento de la Península. Las teorías sobre su significado y sobre su origen son abundantísimas.

Muchos explican los arcos entrelazados del monasterio soriano como influencias musulmanas. Sin embargo, éste se aleja del mudéjar al uso: emplea exclusivamente la piedra, no utiliza el arco de herradura de medio punto, ni los entrelazados...

Son mucho más claras, en cambio, las relaciones con las construcciones románicas de la isla de Sicilia (Cefalú, Monreale...). En ellas se encuentran los arcos de herradura apuntados, los dientes de sierra entrantes y salientes... y, sobre todo, los arcos entrelazados. Por ejemplo, en la fachada de la catedral de Cefalú se puede ver una fila de arcos ojivales entrelazados (como una de las esquinas de San Juan de Duero) cubiertos de dientes de sierra con la misma forma que los que adornan las puertas de las esquinas del claustro de Soria. Las tallas helicoidales de algunas columnas de este tienen también modelo en claustros italianos.

San Juan de Duero. Puerta. Nótense las columnas helicoidales y los dientes de sierra en el arco

San Juan de Duero. Arcos entrelazados

Catedral de Cefalú. Arcos entrelazados con motivo de dientes de sierra. Cortesía de Alfonso Calderón

Pero además de esto, en las torres de la catedral de Cefalú se encuentran motivos decorativos también con forma de arcos entrelazados, pero de tamaño menor y de medio punto. Este motivo no está presente en San Juan de Duero, pero sí en muchas iglesias de Soria y alrededores: San Nicolás, San Juan de Rabanera, Garray...

Catedral de Cefalú. Arquillos entrelazados. Cortesía de Alfonso Calderón

Garray. Tímpano. Nótense los arquillos entrelazados

Sin embargo, todas estas iglesias se suponen anteriores al claustro de San Juan de Duero. Pero no parece razonable que los constructores de San Juan se inspiraran en los arquillos decorativos de estas otras iglesias para levantar todo un claustro. ¿Cómo se cuadra todo esto? A mí se me ocurre que pudo haber canteros de origen siciliano trabajando en obras menores (decoración de arquillos) que luego levantaron otra de mayor envergadura (San Juan de Duero). O, si no, que los arquillos de San Nicolás, etc. aparecieron paralelamente y por casualidad, y que el taller de Sicilia sólo hizo el claustro de San Juan.

Sí, ya sé que es un poco lioso. ¿Cómo lo desenredaríais?

lunes, 7 de julio de 2008

LA TORRE DEL CID

San Pedro de Cardeña. Torre "cidiana"

A la torre del monasterio de San Pedro de Cardeña se la llama a menudo "Torre Cidiana" argumentando que es lo único que queda del monasterio que conoció Rodrigo Díaz.

Por una vez (recordemos ejemplos como la Virgen de las Batallas (siglo XIII) asociada con Fernán González (siglo X) o Doña Lambra (siglo X) propuesta como fundadora de Quintanilla de las Viñas (¿siglo VIII?)), la afirmación no es anacrónica. Dejando aparte si el Cid estuvo o no en el monasterio, parte de la construcción parece hecha, como muy tarde, en el siglo XI; correspondiéndose así con la vida del Campeador (1048-1099). Esto la convierte, con toda probabilidad, en una de las estructuras románicas más antiguas de la provincia y acaso de Castilla.

La torre actual es una estructura compleja en la que se pueden reconocer claramente tres etapas. Los dos cuerpos inferiores, con cinco niveles de ventanas que son aspilleras en los tres inferiores, ventanas simples con columnas en el cuarto y ventana geminada con parteluz en el quinto, son la parte más antigua y la que corresponde con la época del Cid. Algunos han pretendido que esta parte es mozárabe del siglo X; sin embargo, la opinión generalizada la sitúa, de acuerdo con su aspecto, en el siglo XI. De hecho, su similitud con el románico lombardo es bastante clara, sobre todo en las ventanas geminadas del quinto nivel (compárense con estas del Castillo de Loarre (Antonio García Omedes)). Esto lo convierte en uno de los escasísimos ejemplos castellanos de románico lombardo (se suelen citar como tales la ermita palentina de San Pelayo de Perazancas, una mezcla extraña, y la vallisoletana de La Anunciada de Urueña, quizá el ejemplo más puro).

Ventana del cuarto nivel (desde el interior de la iglesia)

Ventana del quinto nivel, geminada

El tercer cuerpo de la torre, sexto nivel de ventanas, es un añadido del siglo XII. También tiene ventanas geminadas, pero de un aspecto correspondiente al Románico pleno; sus capiteles guardan estrechas similitudes con los del monasterio de San Pedro de Arlanza (de nuevo la imagen es de Antonio García Omedes), y los taqueados de los arcos siguen el modelo de Frómista y Jaca.

Ventana geminada del sexto nivel

Finalmente, el último cuerpo de la torre, que lleva las campanas en cuatro amplios vanos de medio punto, es un añadido del siglo XV adornado con escudos y chapiteles.

El conjunto es de una esbeltez y altura notables, pero la mole de la iglesia actual (obra del siglo XV) lo oculta a la vista desde la mayoría de los ángulos y dificulta su fotografía. El transepto está adosado a la torre hasta el quinto nivel de ventanas, y parte del cuarto es observable al interior. Esto no impide que sea, como ya se ha dicho, una de las obras más representativas del primer Románico burgalés.

Vista de conjunto de la iglesia y la torre