sábado, 8 de diciembre de 2007

EL REFUGIO DEL OBISPO

El alto clero medieval se comportaba en casi todos los aspectos como cualquier otro señor feudal; por ejemplo, el obispo de Sanahuja (Lérida) tenía los siguientes derechos señoriales:

[...] En primer lugar, de las percepciones por motivo de pleitos, la mitad, sin engaño. Del mercado, la mitad de los derechos que correspondan al señor, por justicia y por derecho [...] a excepción de los derechos sobre la producción de las vacas, que son del castillo. Del horno, la mitad. De los derechos sobre la moneda, la mitad [...].

[...] Si un animal entra en la reserva señorial que tiene el obispo [...] su amo lo habrá de rescatar pagando tantos dineros como pies tenga el animal. El bosque del obispo tiene una franquicia tal que nadie puede cazar a una distancia inferior al tiro de una piedra [...]. El hombre de Sanahuja que ose coger un conejo en el bosque le habrá de dar en compensación un buey, un cerdo y nueve parejas de conejos vivos.

[...] todos los hombres de Sanahuja han de trabajar para el obispo en la construcción de sus edificios, y le han de prestar servicio de transporte con animales de carga, a excepción de los sacerdotes, de los caballeros, de los administradores de los señores y de los mercaderes [...].

Aunque en Castilla los derechos feudales estaban algo más limitados que en los condados catalanes, los obispos y el alto clero seguían siendo figuras muy poderosas, lo que les granjeaba numerosas enemistades y era causa de frecuentes motines o revueltas.

Para el obispo, un refugio seguro de las revueltas populares son las torres de la catedral, que se construyen inexpugnables, casi con aspecto militar. Es el caso del macizo campanario de la catedral de Zamora, que a lo largo de la Historia ha cumplido funciones de fortaleza (de hecho, debió de estar almenado) e incluso de cárcel.

Zamora. Torre de la catedral

El prelado de Palencia, que debía de tener problemas a menudo con el concejo de la ciudad, se refugiaba en la sólida torre de la iglesia de Villamuriel de Cerrato, unos kilómetros al sur de la sede episcopal. En época posterior (s. XV) esta iglesia se reforzó aún más añadiendo garitones en las esquinas del transepto y del ábside. Aunque no se conserven, también la catedral de Santiago seguramente estuvo en origen almenada en todos sus muros.

Villamuriel de Cerrato. Torre de la iglesia parroquial

Los abades podían tener problemas de la misma índole. La torre, ya gótica, del monasterio de Las Huelgas, cuya abadesa tenía plena jurisdicción sobre decenas de pueblos, tiene también un aspecto sospechosamente militar y quizá cumplió alguna vez un cometido similar a las torres-fortaleza de Villamuriel y Zamora.

Monasterio de Las Huelgas. Torre

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