domingo, 13 de abril de 2008

EL ROMÁNICO DEL SUR

Muchas veces pensamos que el Románico español es patrimonio exclusivo del norte de España, es decir, de la zona del país controlada por reyes cristianos. Situamos, en todo caso, los límites en el norte de la Meseta Sur. Efectivamente, a finales del siglo XI la frontera cristiana está en esta zona: Toledo cae en 1086.

Pero no hay que olvidar que las influencias románicas en el arte se extienden hasta mediados del siglo XIII, y que en estos momentos la llamada Reconquista casi estaba finalizada: la Corona de Aragón había completado su expansión peninsular y la de Castilla ya había traspasado el Guadalquivir.

La Península Ibérica a mediados del siglo XIII

De modo que, aunque a primera vista nos pueda resultar chocante, bien mirado no es tan extraño encontrar edificios todavía bastante románicos en el sur de España. Aunque hay que admitir que son pocos, lo que se debe seguramente a que la edificación de monumentos no se inició hasta tiempo después de consolidada la presencia cristiana, ya casi en el siglo XIV, y a que los autores que mantenían elementos románicos en sus obras eran (como norma general con muchas excepciones) muy locales y probablemente no se desplazarían muy lejos, no viajarían al sur para aplicar sus técnicas.

Entre los edificios que se conservan en estas regiones se pueden mencionar las "iglesias fernandinas" de Córdoba, ya esencialmente góticas, y, más románicas, las de las localidades jiennenses de Úbeda y Baeza y la Puerta del Palacio de la Catedral de Valencia.

Es de esta puerta de lo que vamos a hablar ahora. Se trata, a pesar de lo tardío de su onstrucción, de una obra de primera fila; según dicen, con probables relaciones con la catedral de Lérida. Sus dimensiones son considerables (unos seis metros de alto) y la decoración es exquisita: en los capiteles, escenas bíblicas encerradas en marcos arquitectónicos; en las arquivoltas, una sucesión de ángeles bajo arcos; en las impostas, delicada filigrana vegetal que encierra animales diversos.

Catedral de Valencia. Puerta del Palacio

Puerta del Palacio. Columnas del lado derecho

Puerta del Palacio. Arquivolta

Remata la puerta una cornisa con catorce canecillos que representan cabezas masculinas y femeninas entre las cuales hay metopas con parejas de nombres. Dice la tradición que representan a las siete parejas que encabezaron la repoblación de Valencia.

Puerta del Palacio. Canecillos

4 comentarios:

Paco Torralba dijo...

No te olvides de Ciudad Real. Hay 4 o 5 templos románicos de transición. También recuerdo una portada en Mérida. Esta de Valencia parece casi a estrenar. Decoración gótica y arco de medio punto.
Salu2

Anónimo dijo...

Pues sí, Paco: decoración gótica y arco de medio punto. Hace una mezcla muy extraña (a mi particularmente no me gusta demasiado). Tan bien conservado como está, parece neorrománico...

Jesús M. Landart

finchu dijo...

Admitiendo de entrada mi enorme ignorancia, hablaré de lo que sé.
En Cartagena a finales del siglo XI, (mildoscientos y pico) Alfonso X el tonto, expulsa a la población hispanoromana autóctona, con la excusa propagandística de "echar a los moros".
La repoblación castellana posterior es un fracaso.
A petición de "el sabio" el Rey de Aragón corre en su auxilio y se produce una segunda repoblación, esta con catalanes, de la que solo queda algo de toponimia.
Lo que fué un bergel en agricultura, un puerto comercial de primera magnitud en el mediterraneo y una potencia minera del mundo conocido, pasó a ser un desierto deshabitado del cual su Obispo, escribió a Roma pidiendo el traslado a Murcia debido a que "Las escasas familias que aquí habitan son tan humildes que en modo alguno pueden sostener este obispado" (recito de memoria)
Y aquí es donde quiero llegar, ¿Esa testimonial existencia de arquitectura romanica en el sur no será más resultado de un fracaso económico debido al desconocimiento de las peculiares características climáticas de la zona, que al localismo de los constructores?
Se trata de una pregunta, y ya se sabe, el que pregunta no yerra.

Alberto Calderón dijo...

Yo me refería a que a las alturas del siglo XIII los constructores que, en el norte, seguían haciendo románico eran bastante locales, y que quienes se desplazaran desde el norte para dotar de iglesias a los nuevos territorios seguramente serían equipos cualificados que, a estas alturas, manejaban todos el gótico. Pero estoy de acuerdo en que la expulsión de los hispanomusulmanes, entre el siglo XIII y 1609 según la zona (si me dices que en Cartagena fue tras la conquista te creo, tampoco conozco muchos detalles) fue catastrófica desde el punto de vista de la agricultura, de la artesanía...

Quizá lo hicieran, al menos en algunos momentos, pensando que el expulsar a los musulmanes y a los judíos evitaría tensiones a largo plazo. Nunca sabremos si es cierto, y, de todos modos, los propios "cristianos viejos" ya nos hemos bastado solos para crear suficientes tensiones. Pero que costó mucho tiempo remontar el atraso debido a la expulsión de los habitantes que ya, en este momento, no eran invasores sino autóctonos es hecho constatado.

(Al acabar de leer el comentario me parece que suena como si estuviera pontificando demasiado. Perdonadme si es así, no es mi intención)