sábado, 24 de noviembre de 2007

BESTIARIO ROMÁNICO (y III)

Esta es la última entrada de la serie del bestiario románico. Las anteriores son:

En este último artículo se habla de los monstruos derivados de la serpiente y de los reptiles en general; todos ellos son representación del pecado, del mal o el diablo mismo. Ha de tenerse en cuenta que aquí las distinciones entre muchas de las bestias son muy difusas, confundiéndose a menudo con facilidad y pudiendo una misma imagen ser interpretada como dos cosa diferentes.

Serpiente: aunque es un animal normal y no particularmente difícil de conocer para la población de la época, se incluye aquí porque cuando se representa en escultura se hace casi siempre con una gran carga simbólica, casi siempre imagen del diablo (según el relato de la expulsión del paraíso, el diablo aparece encarnado en una serpiente). Además, la serpiente simboliza el engaño y la mentira debido a su lengua bífida, frente a la lengua simple (la unidad de la verdad). Aparece en gran cantidad de lugares, aislada o formando parte de una escena (por ejemplo, luchando contra un caballero que es imagen del bien).

Soto de Bureba. Serpiente

Dragón: es una gran serpiente alada, fuerte y poderosa, con dos o cuatro patas, y a veces con partes del cuerpo emplumadas. En el Cristianismo también se identifica directamente con el diablo, empleándose la misma palabra para designar a ambos (como en la expresión benedictina non Draco sit mihi dux, Crux Sancta sit mihi lux, es decir, "que el Demonio no sea mi guía, que la Santa Cruz sea mi luz"). La palabra "dragón" es muy general y engloba a muchas criaturas similares como el basilisco, la anfisbena y la cocatriz.

Son excelentes las representaciones de dragones de las portadas de Abajas (en la imagen) y Soto de Bureba.

Abajas. Dragones entrelazados

Basilisco: llamado "rey de las serpientes", esta extraña criatura de mirada mortífera estaba formada por una serpiente alada con patas y cabeza de gallo; simbolizaba, como las demás variantes del dragón o de la serpiente, el pecado o el diablo. En algunos casos su cola, como en la anfisbena, estaba rematada en otra cabeza.

Soto de Bureba. Basilisco

Anfisbena: es, en los casos más sencillos, una serpiente rematada en cada extremo por una cabeza. Posteriormente, en la Edad Media, se añaden a su imagen alas con plumas y patas de gallos, llegándose a un animal bastante parecido al basilisco, lo que dificulta su distinción de aquel, siendo en cualquier caso los poco abundantes en la escultura románica. Parecen anfisbenas de este segundo tipo, aunque podrían ser también basiliscos, los monstruos representados en la portada de Arcos de la Llana.

Arcos de la Llana. Anfisbenas (o basiliscos)

Cocatriz: se trata de un gallo con cola de serpiente, muy similar al basilisco, con el que a menudo no se hace distinción (pero a la cocatriz nunca se le atribuye una cabeza enla cola), y que tiene el mismo poder de matar con la mirada. Aquí se muestra otro ejemplo de Soto de Bureba de una cocatriz, que también puede ser un basilisco.

Soto de Bureba. Cocatriz (o basilisco)

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