miércoles, 21 de noviembre de 2007

BESTIARIO ROMÁNICO (I)

Entre la profusa decoración con que los escultores románicos ornan los templos se encuentran las criaturas mitológicas. A veces se pueden considerar dentro de la decoración puramente ornamental, como los entrelazados vegetales; pero, aunque no formen generalmente escenas de carácter narrativo, sí suelen tener un significado simbólico (que puede variar según el contexto). Los seres representados se toman de la mitología occidental que procede, sobre todo, de la griega (esta, a su vez, de la egipcia y la mesopotámica, entre otras; así, aparecen en los templos románicos gran número de criaturas de los textos griegos: arpías, centauros, grifos, basiliscos...

Hay que tener en cuenta que para el hombre románico, que rara vez había salido de su región (por no hablar de Europa), todos estos seres tenían existencia real: tan verdadero era para ellos un león como un hipogrifo, ya que nunca habían visto ninguno de los dos.

Aquí no se habla de todas las criaturas representadas en la escultura románica; la lista se continuará en un artículo posterior.

Nota:La mayoría de las imágenes son de la iglesia de Soto de Bureba, de maravillosa escultura en los capiteles y, sobre todo, en la espectacular portada norte; en la que se pueden ver representaciones muy variadas tanto de animales fantásticos como de muchas otras cosas.

Arpía: Aunque en origen se las consideraba bellas mujeres con alas, acabaron convertidas en monstruos alados con cabeza de mujer, similares a las sirenas aladas. Es así como se representan en el Románico, donde son una de las criaturas mitológicas que aparecen con más frecuencia, pudiéndose contemplar en un sinnúmero de iglesias (Paco Torralba tiene un buen catálogo). Su forma varía de unas representaciones a otras, desde una especie de insecto alado y humanoide hasta un águila con cabeza de mujer.

Soto de Bureba. Arpía (o sirena)

Sirena alada: físicamente indistinguibles de las arpías, en la escultura románica presentan el mismo aspecto que aquellas. Aunque más a menudo son femeninas, en algunas iglesias (Moradillo de Sedano) aparecen representadas sirenas masculinas.

Soto de Bureba. Sirena alada (o arpía)

Sirena marina: en época románica se la representaba con una o dos colas (en este último caso a menudo sujetándolas con las manos; en la provincia de Burgos, sobre todo en la zona de Villadiego y en el valle del Esgueva) y, generalmente, con cuerpo de mujer. Sin embargo, al igual que sus homólogas voladoras, se encuentra a veces en versión masculina, como ocurre en Soto de Bureba. En general, las sirenas y las arpías solían ser símbolo del pecado y de la tentación.

Arenillas de Villadiego. Sirenas marinas de dos colas

Soto de Bureba. Sirenas marinas masculina y femenina

Grifo: Suele ser símbolo de la fuerza y de la vigilancia; tiene carácter de guardián. Se representa como un monstruo de ocho veces el tamaño de un león, con los cuartos traseros de este y los delanteros de un águila; su cabeza se reconoce porque, a diferencia de la del águila, posee orejas, como se ve claramente en esta muy detallada representación de Soto de Bureba, donde aparecen más cabezas de grifo, aunque ninguna de esta calidad, en varios lugares.

Soto de Bureba. Cabeza de grifo. Nótense las orejas que lo diferencian de un águila.

Hipogrifo: Hay quien dice que simboliza lo imposible, puesto que se consideraba descendiente de un grifo y una yegua, pero el caballo era una presa predilecta de los grifos. Sus representaciones (un grifo con cuartos traseros de caballo) no abundan; destaca la que se encuentra en un canecillo de la iglesia de Hermosilla, de gran finura y "realismo". También es visible en un capitel de la misma iglesia y en la portada de Abajas.

Hermosilla. Hipogrifo

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