El rey Alfonso VI de Castilla es el promotor de la primera catedral de Burgos, la románica, a cuyo lado había levantado un palacio, que dona en este momento al episcopado y que parece ser que cumplió desde este momento funciones mixtas de palacio episcopal y real. Cuando Fernando III el Santo emprende la construcción de la catedral gótica que vemos en la actualidad dona para ello los terrenos ocupados por el antiguo palacio real, que resulta, así pues, destruido; sin embargo, quedan algunos restos que se incorporan posteriormente al Palacio Arzobispal. Con la demolición de este a principios del siglo XX quedan expuestos estos restos románicos, que actualmente se encuentran en el lado norte de la Plaza del Rey san Fernando, adosados a la catedral y disimulados por la restauración de Vicente Lampérez posterior a esta demolición.
La parte principal es una estancia cubierta por bóveda de cañón levemente apuntada con arcos fajones, de considerable longitud y con aspecto de cripta, que se utiliza actualmente como taquilla y tienda de la catedral. Sobre ella se encuentran dos arcos apoyados en columnas dobles que aparentan haber pertenecido a un claustro o a un pórtico. El carácter tardío de los elementos es lo que hace más dudosa su pertenencia a la construcción de Alfonso VI, por lo menos a la original; es posible que pertenezcan a una reforma o al primer palacio arzobispal.
Parece ser que algunos elementos de la obra sobrevivieron; así, es posible que la capilla de la Asunción, de estilo almohade-románico, perteneciera a él. Junto al Pórtico de los Caballeros se encuentran unas arcadas con aspecto de pertenecer a un pórtico románico y que algunos identifican también como parte de este palacio.
Monasterio de Las Huelgas. Pórtico, posiblemente del palacio de Alfonso VIII
Finalmente, en época gótica (mediados del siglo XIII) se levanta un tercer palacio en el castillo de Burgos, conocido como de Alfonso X. A pesar de la destrucción del castillo en la Guerra de la Independencia, las fotografías antiguas indican que a mediados del siglo XIX todavía eran bastante visibles los restos de la construcción, que poseía una fachada con dos cuerpos de grandes arcos apuntados. Sin embargo (gracias seguramente a que las ruinas, como muchas otras, eran una inmejorable "cantera de piedra labrada") hoy en día solo quedan de él los cimientos.
Castillo de Burgos. Restos del Palacio de Alfonso X
Muy interesante el tema de los palacios, que seguramente poca gente conoce.
ResponderEliminar