Pero, además de estos dos, en el Románico se emplean otros tipos más curiosos de arcos. Quizá los más llamativos de estos sean los arcos polilobulados.
Dentro de éstos hay dos tipos principales: aquellos que se forman por superposición de arquillos de medio punto o de herradura a un arco principal, adquiriendo el conjunto forma de arco; y los formados por escalonamiento de fragmentos de arco, con lo que el conjunto toma forma triangular. Aquí se va a hablar de estos últimos.
Estos arcos, en la mayoría de los casos, son de inspiración posiblemente musulmana. La mayor parte de ellos no pueden ser considerados arcos en el sentido estricto de la palabra, ya que no están formados por dovelas. Son, en todo caso, falsos arcos, puesto que se construyen por aproximación de hiladas, rematándose estas en piezas similares a canecillos, que conforman los lóbulos, y cerrando el conjunto un arquillo de medio punto.
Esto se aprecia muy claramente en las dos espectaculares ventanas absidales del templo de Navas de Bureba, formadas cada una por dos arquivoltas construídas de esta forma. La arquivolta interior es en los dos casos trilobulada, y la exterior es de cinco lóbulos, en la ventana sur, y de siete, en la oeste.
Navas de Bureba. Ventana oeste del ábside
Navas de Bureba. Ventana sur (detalle)
En el interior del ábside de la iglesia riojana de Valgañón las ventanas están formadas de la misma manera; son tres, de una arquivolta y pentalobuladas. Al exterior son trilobuladas y similares en cuanto a su hechura, aunque el guardapolvo de medio punto que las rodea las aproxima estilísticamente algo más al gótico que a lo arabizante.
Valgañón. Ventana absidal (exterior)
Donde sí que está clara esta proximidad, si no entrada plena, en el gótico es en la portada del monasterio del siglo XIII de Bujedo de Juarros. Aquí la construcción sí que es de dovelas, es decir, se trata auténticamente de un arco. El aspecto gótico, apenas atenuado por las columnas de las jambas, se refleja en la cuidada talla de los baquetones, en el guardapolvo rematado en cabecillas y, sobre todo, en el marcado apuntamiento.
Bujedo de Juarros. Portada
Finalmente, este tipo de arcos, en miniatura, aparece también enmarcando apostolarios como los palentinos de Carrión de los Condes y Moarves de Ojeda.
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